viernes, 23 de octubre de 2015

A qué se parece un elefante?




Se dice que esta parábola tuvo su origen en la India, aunque tiene versiones similares para casi todos los continentes del mundo. Hoy la comparto con ustedes...
 
Había una vez seis hombres ciegos que vivían en Indostán, que querían ampliar sus conocimientos y aprender cómo era un elefante, por lo que decidieron que cada uno, a través del tacto, podría satisfacer a su mente.

El primero, al acercarse al elefante, chocó contra su lado ancho y fornido, por lo que en seguida empezó a gritar:
"¡Bendito sea Dios! ¡El elefante es muy similar a una pared!"

El segundo, palpándole el colmillo, gritó:
"Oh! lo que tenemos aquí, es muy cilíndrico y agudo. Para mí esto es muy claro, esta maravilla de elefante es muy parecido a una lanza".


El tercero se acercó al animal y tomó la trompa, la cual se retorció en sus manos. Así, audazmente dijo:
"Yo veo", acotó, "que el elefante es igual que una serpiente"

El cuarto extendió su ávida mano Y se posó sobre la rodilla:
A lo que más esta bestia maravillosa se parece, es muy llano", comentó él; "Es bastante claro que el elefante es semejante a una columna".

El quinto, que se arriesgó a tocar la oreja, dijo: "Hasta el hombre más ciego puede decir a lo que esto más se parece:
Niegue el hecho quien pueda, esta maravilla de elefante es igual que un abanico".

El sexto, en cuanto empezó a tentar a la bestia, asió su cola oscilante.
"Yo veo", dijo él, "que el elefante es como una soga".


Según se cuenta, estos 6 ciegos discutieron ruidosa y largamente sin nunca ponerse de acuerdo hasta que un monje que pasa por allí los oye y se sonríe. Decide tomar la palabra y les comenta:

Todos ustedes están en lo cierto. La razón por la que cada uno esté diciendo diferentes cosas o características del elefante es que cada uno de ustedes tocó una parte diferente del animal. Por lo tanto el elefante tiene todas las características que mencionaron. Ahora, el problema del por qué ustedes no han tenido la capacidad de darse cuenta de esto no es porque estén ciegos por naturaleza, la ceguera que no los deja ver no está en la condición de sus ojos. Cada uno ha sostenido con tanta terquedad y arrogancia su punto de vista que ésta ha sido la verdadera causa de su ceguera, esa ceguera que no les ha permitido percibir lo que su compañero percibió. En su ignorancia han peleado y discutido con tanta fuerza, encerrados en su propio punto de vista, sin darse cuenta que cada uno de ustedes tiene una idea distinta y legítima de una misma realidad, pero esa idea no es la única. 

Se dice que el monje se fue cantando un verso que decía algo como...
Oh como se aferran y discuten, algunos que sostienen
Ser honorables, predicadores y sabios!
Para discutir, cada uno se aferra a su punto de vista y niega el de los demás

Este tipo de hombres solo ven un lado de las cosas, que ciegos que están.

Cuantas veces has estado ciego y has alimentado tu ego, defendido con arrogancia y con terqueza tu punto de vista, negando de manera visceral la posibilidad de que otra persona, que esté viendo o viviendo lo mismo que tu, tenga una opinión diferente? Recuerda siempre que somos seres humanos con ADN únicos, con una lista de valores, principios, experiencias y paradigmas distintos que nos hace aún más únicos. Por ello, es posible que tu amigo, tu compañero de trabajo, tu colega, tu supervisor o tu supervisado ante un mismo "elefante" estén viendo la trompa, o los colmillos, mientras tu ves sus patas. La verdadera sabiduría no está en sostener a capa y espada la realidad que tu ves, la verdadera sabiduría es hacerte la pregunta reflexiva de por qué esta persona ve algo que tu no ves y viceversa. Te aseguro que si tu le enseñas que estás tocando la cola y él te enseña que está viendo el colmillo, no será necesario que venga un monje de la India para aprender que están viendo las dos caras de una misma moneda.