jueves, 23 de agosto de 2012

Oportunidades de Oro








Durante el año 2009 tuve la suerte de visitar Paria 2 veces. La primera vez fue en semana santa y la combinación fue perfecta, no había planes para la semana, recién me entregaban la kimoneta (la misma del cuento de la piedra del elefante), nadie se quiso unir a nuestra aventura así que terminó siendo un viaje de pareja, y hasta pudimos observar el desove de una tortuga marina.  La verdad es que ese viaje fue un espectáculo y hay tantas fotos que no sé cuál escoger para echarles ese cuento.

La segunda vez que visité Paria ese año fue para el puente del 01 de Mayo y el viaje se planificó tal y como casi siempre se planifica: y qué vamos a hacer en el puente? Como el dinero no sobraba (por qué nunca nos sobra?) y además queríamos evitar el gentío en las playas, se nos ocurrió la brillante idea de lanzarnos para Puy-Puy. Si les sonó lo de la idea brillante un tanto irónico, si, lo fue… Aquellas personas que han ido a Paria saben cuánto hay que recorrer de Caracas a Puy-Puy un viernes para devolverse un domingo.

Pues arrancamos en dos carros, Henry que se lanzó con su familia en su Montero y Erik se vino con nosotros en la kimoneta. Llegamos a Puy-Puy directo, montamos carpa, cenamos, abrimos las bebidas espirituosas, echamos cuentos y a dormir. 

El día sábado pasó de lo mejor, un típico día de playa en esa belleza de Sucre, con un cielo azul y un sol sólo para nosotros. Las frías acompañaron todo el día y a eso de las 4 de la tarde montamos lo que esperábamos todos…. Una parrilla a leña y a orilla de playa. Como queríamos darle variedad al asunto, en el camino habíamos comprado chorizos carupaneros y chorizos de Río Caribe. Según cada vendedor, los chorizos de su tierra son mejores que el de los vecinos, así que compramos de ambos lugares con la finalidad de sacar nuestras propias conclusiones. 

Finalmente la parrilla satisfizo el hambre acumulada y una vez terminada la cena, pasamos a la acostumbrada ronda de cuentos. Poco a poco cada uno fue vencido por el sueño hasta que me quedé sólo un rato frente a la playa. De seguro, la parrilla fue ese momento que todos esperábamos,  sin embargo yo esperaba este otro, acompañado sólo con la luz de la noche y el sonido del oleaje del Caribe. Son estos los momentos que me permiten callar la mente y sólo sentir lo que pasa a mi alrededor para disfrutarlo a través de mis sentidos.  Una oportunidad de oro que procuro no desperdiciar en mis encuentros con  la naturaleza. 

Minutos más tarde, el sueño llegó y me tocó levantarme para ir a la carpa. Cerré la noche, como cualquier otro campista lo haría, cerrando el cierre de la carpa, pero además con la sonrisa que te deja el haber tenido la dicha de haber vivido este momento de amigos, novia, playa, parrilla y meditación.

Foto tomada en Puy-Puy en el puente del 01 de Mayo del 2009 con Gerald, Erik y mi persona entre la oscuridad y la parrilla.

 P.S: Aunque pregunten a cualquiera de los que fuimos, ninguno podrá decirles cuál de los pueblos ganó en la producción de chorizos parrilleros

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