miércoles, 9 de septiembre de 2015

Quién debe cambiar el rumbo?

 
 
 
El capitán del barco miraba, a lo lejos, en la oscuridad de una noche llena de neblina, luces tenues que se dirigían hacia su barco, por tanto, si no se tomaba una acción correctiva, un choque era evidente.

De inmediato, ordenó a su guardavía a enviar el siguiente mensaje: “Altere su rumbo veinte grados hacia el sur”.

Enseguida, fue recibida la respuesta: “Altere el suyo veinte grados hacia el norte”.

Al recibir esta respuesta, se enfadó el capitán, ya que su orden había sido ignorada.


Así pues, mandó un segundo mensaje: “Yo soy el capitán de navío. Altere su rumbo 20 grados hacia el sur”.

Inmediatamente, vino la respuesta: “Yo soy el marinero tercera clase, Martínez. Altere su rumbo 20 grados hacia el norte o colisionará”.

Pensando infundir temor, y más molesto que antes, el capitán respondió: “Estoy al mando de un buque de guerra, armado con las mejores armas de guerra por lo que le ordeno que desvíen si rumbo”

El marinero de tercera clase contestó: “Capitán, yo estoy al mando de un faro”
El capitán desvió su rumbo.
 
Cuantas veces te has visto en situaciones como las del capitán, en las que debido a las condiciones como la "neblina", la "noche", tu "cargo" y "tu experiencia naval" produces una visión distorsionada de la realidad y pretendes generar acciones que no son correctas?
 
Cuando no damos espacio para entender que los demás también tienen razones que pueden ser válidas, cuando no nos esforzamos por entender al otro antes de opinar lo que es "mi verdad", situaciones parecidas a estas pasan. 
 
Date la oportunidad de entender de distintas perspectivas las situaciones que enfrentas, puede que lo que supones no sea correcto y que, para evitar la colisión, el único que deba cambiar de dirección seas tú.